La justicia, si se quiere, fue esquiva para Rory McIlroy por 14 años hasta que este domingo, después de un emocionante final en ‘playoff’ con Justin Rose, por fin pudo ponerse la anhelada chaqueta verde del Masters de Augusta. “Me gustaría comenzar esta conferencia de prensa con una pregunta ¿De qué vamos a hablar el próximo año?”, expresó Rory al iniciar su encuentro con los medios presentes en Augusta National Golf Club (Augusta, Georgia). Y continúo: “Miren, es un sueño hecho realidad. He soñado este momento desde que tengo memoria. Ver a Tiger acá en 1997 hacer lo que hizo y luego ganar su primera chaqueta verde, creo que inspiró a muchos de mi generación de querer emularlo. Tuve momentos en mi carrera en los que no sabía si iba a poder ponerme esta linda prenda sobre mis hombros, pero no me lo puse fácil este domingo”. También le puede interesar:
Es que para McIlroy no fue una ronda final sencilla, pues el nuevo miembro del grupo de ‘Grand Slamers’ –ganadores de los cuatro ‘majors’– se metió en problemas que lo tuvieron al borde de salirse mentalmente de su objetivo: primero, el doble ‘bogey’ en el hoyo 13 con un tiro de acercamiento muy pegado al arrollo que le significó una penalidad y luego un ‘putt’ corto que falló por la derecha, y, segundo, el ‘bogey’ en el 18 que lo obligó a jugar el desempate. “Sin duda que no me lo puse sencillo. Estaba nervioso. Fue uno de los días más difíciles que he tenido en un campo de golf. En un modo divertido […] Fue toda una montaña rusa la jornada […] Lo que vino a mí en el ‘green’ durante el ‘playoff’ fue, tu sabes, por lo menos 11 años, sino 14 años, de emociones reprimidas […] Han sido 14 largos años, pero agradecidamente, he hecho el trabajo”. Para el norirlandés, sumarse al grupo de cinco ganadores del ‘Grand Slam’ –Gene Sarazen, Ben Hogan, Gary Player, Jack Nicklaus y Tiger Woods– hace parte de un capítulo más de sueños cumplidos. “He llevado sobre mi espalda una carga por casi 11 años y no por querer ganar mi próximo ‘major’, sino por lograr el ‘Grand Slam’. Intenté sumarme a un grupo exclusivo y tuve que ver a otros compañeros ponerse la chaqueta verde en ese proceso. Sí, ha sido difícil y traté de tomar este campeonato con la mejor actitud positiva cada año”. Para cerrar, Rory aseguró que este momento de su vida es uno de los más grandes de todas su vida: “No puedo comparar esto con mi matrimonio o ser padre. Pero es el mejor día de mi vida en el golf. Estoy muy orgulloso de mí mismo, orgulloso de que nunca me rendí. Me enorgullece cómo me mantuve, seguí viniendo, me saqué el polvo de encima y no dejé que las desilusiones me atraparan. Hablo de nuevo de ese optimismo eterno”. |