Hasta este domingo, solo cinco hombres habían ganado los cuatro ‘majors’ del golf, el famoso ‘grand slam’, grupo que no tenía nuevos nombres desde hace 25 años. A partir de esta tarde son seis, pues por primera vez un jugador de Europa logró la hazaña: Rory McIlroy. El jugador de Irlanda del norte emergió como un niño prodigio hace casi dos décadas, ganó su primer ‘major’ el 19 de junio de 2011, en el Congressional Country Club, Bethesda (Maryland, EE. UU), el Abierto de los Estados Unidos, apenas un año después llegó el segundo, el PGA Championship en el Kiawah Island Golf Resort, de Ocean Course, (Carolina del Sur, EE. UU), y dos temporadas más tarde, un 20 de julio, consiguió The Open, en el Royal Liverpool Golf Club de Hoylake, Inglaterra. Tres semanas más tarde repitió victoria en el Campeonato de la PGA, ahora en el Valhalla Golf Club de Lousville (Kentucky, Estados Unidos), solo faltaba el Masters de Augusta y parecía inevitable. Desde entonces siempre se mantuvo en la élite del golf mundial, sumando títulos, 19 de los 28 que suma en el PGA Tour, 7 de los 18 que acumula en el DP World Tour, 3 de sus cinco victorias en la Ryder Cup, pero el Masters lo eludía, los cuatro ‘grandes’ se le hicieron esquivos, durante más de una década, incluyendo grandes derrotas que se hicieron famosas y se convirtieron en fantasmas. Lea también:
Este domingo, Rory McIlroy comenzó el día con un doble ‘bogey’, agotando inesperadamente la ventaja de dos golpes con la que había amanecido sobre Bryson DeChambeau. El estadounidense tomó la punta con un ‘birdie’ en el hoyo 2 y el norirlandés la recuperó, con uno propio en el 3, aprovechando que el primero pegó tres ‘putts’ en el tercer ‘green’ del campo. En el cuarto, repitieron: ‘birdie’ para Rory y ‘bogey’ para Bryson, abriendo una diferencia de tres golpes, con la que el número 2 del mundo conjuraba su mayor amenaza en la cima, aunque no era la única. Tres hoyos más adelante avanzaba Justin Rose, líder tras las dos primeras rondas, en una cacería de ‘birdies’, Rory llegó a tener cuatro golpes de ventaja, pero cometió un ‘bogey’ en el hoyo 11, un doble ‘bogey’ en el 13 y otro ‘bogey’ en el 14. En ese momento, el inglés Rose acababa su ronda con diez ‘birdies’ y seis golpes bajo par en total, pasando a ser líder por un golpe. McIlroy repuntó con ‘birdie’ al 15, a partir de allí él mismo era su principal rival, solo sus golpes y sus emociones podrían llevarlo al olimpo o a la mayor de sus derrotas. El mejor Rory reapareció en el 17, con un un gran ‘drive’, un espectacular segundo golpe, y un ‘putt’ sencillo, que despertó el rugido del público en ese ‘green’ y en el 18, cuando el ‘leaderboard’ se actualizaba, mientras Rose pegaba bolas en el campo de práctica. Llegó el 18, si los hoyos previos habían sido un carrusel de emociones, este no iba a ser la excepción. Luego de una gran salida, Rory cayó en el búnker a la derecha del ‘green’, el mismo que les había costado dobles y triples ‘bogeys’ a otros jugadores como Ludvig Åberg y Nicolás Echavarría apenas minutos antes. La salida de Rory fue impecable, sin embargo, y se dio un ‘putt’ para par y victoria, pero lo erró. Despertaban los fantasmas del más reciente Abierto de los Estados Unidos, donde un error similar le costaba la postergar, una vez más, el quinto ‘major. ‘Putt’ para ‘bogey’ y desempate. “Bueno, amigo, habríamos tomado esto al principio de la semana”, dijo Harry Diamond, el ‘caddie’ de Rory, en el ‘green’, según se conoció posteriormente. El ‘tee’ del 18 reunía una vez más a Rose, quien perdió el Masters 2017 ante Sergio García en un ‘playoff’, y a McIlroy, envuelto en un torbellino de emociones, en un desenlace impredecible, aunque el público, casi 40.000 asistentes, estaba volcado a favor del norirlandés. El segundo golpe fue clave, Rory aprendió del error cometido apenas minutos antes y acertó al centro del ‘green’ para darse una oportunidad de ‘birdie’, Rose pegó primero en el ‘green’, dos ‘putts’ y un par a la tarjeta, Rory embocó el primero y estalló la celebración. El público se levantó al unísono, en un rugido no visto desde las mejores épocas de Tiger Woods, mientras el flamante campeón se tomaba la cabeza, soltaba un grito por años reprimido, soltaba el ‘putt’ a sus espaldas y caía de rodillas, quitándose un evidente peso de encima. |
El número uno del mundo, Scottie Scheffler, le puso la anhelada chaqueta verde, con la que alzó el trofeo más apetecido de nuestro continente y entró al olimpo del golf. ¿Quiénes ganaron el grand slam antes de Rory?
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